Era la tienda mas grande de la Empresa, nuestro orgullo, 140 metros cuadrados para vender Golosinas, estaba en el Centro Comercial de moda en la ciudad en 1997, tenia 8 personas para atenderla, 10 metros de fachada y dos cajas.

Decidimos montar un sistema de circuito cerrado de TV, para seguridad y algo mas, me gusta estudiar los flujos en el comercio y allí no podía levantar la cabeza del mostrador para hacerlo.

Contratamos a una empresa especializada, con un comercial acordamos una configuración determinada y quedamos para al día siguiente muy temprano estuvieran los Técnicos Instaladores para realizar la parte de la Sala de Ventas y poder abrir como siempre a las 10:00 de la mañana.

Así fue, a las 7:00 se presentaron dos personas, les abrí y entramos en la tienda, me realizaron algunas preguntas de confirmación sobre la instalación, lugares de las cámaras, el equipo de grabación, linea telefónica, etc.., me pidieron unas escaleras y empezaron a preparar el material que habían traído.

Dos techos, una tienda.

El mayor intercambio algunas palabras con el mas joven, y visto y no visto, desapareció. Le realice las preguntas de rigor que se deben realizar en estas situaciones.¿Corto la corriente?, ¿Necesitas mas luz?, ¿Te hace falta que te ayude a algo?

Con cortesía me respondió a todas que no, que no me preocupase que estaba todo encauzado, así que empezó a tirar cable por el falso techo, uno de esos registrable de placas de 60X60.

Eran las 9:35 quedaban 25 minutos para abrir y ya estaba casi toda la Sala de Ventas terminada quedaba la cámara pegada a las Cajas en el centro de la fachada y justo en el limite de la tienda y el pasillo del Centro Comercial. Como le vi que en las escaleras no se movía con mucha soltura, cada vez que se subía me colocaba debajo aguantando la escalera y pendiente de si necesitaba que le facilitase algo.

Aquel trozo se le estaba resistiendo mas de lo normal parecía que el cable se había quedado pillado en una de las tirantas del techo, lo veía como cada vez se metía mas en el agujero que dejaba la placa, era como si el techo se lo estuviese comiendo, “Llevaba desde las seis en planta, en ayunas y el desayuno me recordaba con esas interpretaciones que no podía esperar mas”.

En eso estábamos, el en las alturas con sus cables y yo en el suelo pensando que nos íbamos a ir a desayunar en cuanto que bajase de la escalera cuando de repente un estruendo inmenso sacudió el Centro Comercial, todo quedo a oscuras y una polvareda nos envolvió, tras unos segundos o décimas que me parecieron días, le pregunte. ¿Estas ahí, estas bien?.

Si yo estoy bien ¿Y usted, esta bien? Si, si, creo que si, al momento empezamos a oír voces de otras personas que se encontraban al otro lado del toldo que cerraba la tienda, lo levantaron y empezó a entrar la luz del exterior.

En ese momento me vi a mi mismo agarrado a la escalera y arriba aquel chico encogido y también echo una pieza con la escalera.

Se había caído el techo de media tienda rompiendo todo cuanto encontró debajo, mi suerte estar en la linde, la de Daniel estar encima del techo, milagrosamente no nos paso nada.

El pobre muchacho se sentía culpable de lo que había pasado y por mas que intentaba tranquilizarlo no había forma, sin embargo y como el mismo pudo ver en el estudio detallado que realizamos posteriormente se comprobó que lo que sucedió fue causado por el uso, por la Contratista que realizo el techo, de unas tirantas de muy baja calidad en esa zona de la tienda, parece mentira por sisar un ínfimo lucro lo que son capaces de hacer algunos miserables.

Lo único que podía sentir hacia aquella persona era agradecimiento, si eso hubiese ocurrido cuando la tienda estaba llena de personas o mientras colocábamos la decoración, por ejemplo en navidad, podía haber ocurrido alguna desgracia irreparable.

Así fue la presentación en la empresa de la persona sin la que después, nada de lo que alcanzamos hubiese sido posible.

Así entro en Willysinas, Daniel.

Da igual con que pie entres en el campo de juego, si cuando estas en el, lo das todo.