Tomas y su kiosco

CampamentosCuando en 1973 llegamos a Campamentos procedentes del “Campo“.

Que eso en aquellos años era, lo que hoy es una urbanización referente en el turismo internacional.

Nos chocaron muchas cosas, la primera fue ver la cantidad de personas que de nuestra edad había, en el cortijo donde nuestra infancia paso, solo estábamos Tomas, Carrrasco mi hermano y yo.

Y allí de pronto, así como así, por lo menos había 50 o mas, chicas y chicos de nuestra edad.

Una de las cosas que mas me impresiono fue el Kiosco de Tomas en el centro del pueblo, junto a la parada del autobús, de color celeste con unas cenefas de un azul oscuro que le daban un toque personal distinto, no era el primero que veía, pero si el mas grande, sentía una gran atracción por acercarme a aquel Santo Santorum del deseo infantil, pero no estaba muy acostumbrado a las relaciones espontáneas y la vergüenza me podía.

Con la cautela del bruto chico de campo que en definitiva era, no me acerque hasta que pasado un buen tiempo y tras hacer amigos, fui con uno que ya era cliente habitual, no recuerdo si fue Jorge o Peyo.

Fue la primera Operación Comercial de la que me sentí participe, aquello aporto a mi vida un nuevo enfoque una nueva dimensión a partir de entonces ya nada seria igual, y aunque con una edad sin duda alguna tardía, desde entonces las cosas comenzaron a tener valor.

El bueno de Tomas fue mi primer introductor a la Economía de Mercado, y no pudo haber mejor maestro, hombre de una paciencia conmigo sobrenatural, al principio era muy indeciso téngase en cuenta que era mi primer contacto con el mundo del consumo en el universo de las golosinas.

Creo que el nunca lo supo y tampoco lo pretendió, pero esa fue su primera lección y que años mas tarde tendría la ocasión de poner en practica.

Tomas y su kiosco

Otra de las cosas que podías aprender de Tomas era su discreción y su prudencia, nunca le oí un comentario, ni de nada, ni de nadie, nunca le vi un gesto hacia nadie, jamas en los años que fui cliente suyo inquirió nada sobre tema alguno, ni vi los corrillos en su Kiosco que otros sitios si había.

Siempre me sorprendió su capacidad de sufrimiento, en las escasas ocasiones que lo vi fuera del Kiosco andaba lentamente apoyándose en su bastón, se reconocía que le costaba trabajo andar y que realizaba un esfuerzo para hacerlo aunque aparentase que no, siempre junto a su inseparable e igual Dolores, aun así nunca lo oí quejarse ni mostrar su hastió por nada.

Con Tomas también tuve mi primer contacto con el mundo financiero, no eran buenos tiempos y todos andábamos escasos de dinero, Tomas tenia unas libretas donde figuraban nuestras ventas a crédito, siempre con su prudencia habitual anotaba cuidadosamente lo que le dejabas a deber y cuando saldabas te tachaba, por las anotaciones que tenia y por lo extensas que se veían debíamos estar bastantes con cuenta abierta en aquella Contabilidad Financiera.

A Tomas, aquel hombre que algún día pudo ser un galán de cine, le vi como consumía su vida en aquel cajón con una resignación  digna de un Santo, con una sonrisa siempre disponible, y me dolía que aquel hombre con mayores valores humanos que muchos de los próceres que he conocido consumiera su existencia en un sitio tan infimo para tanta talla humana.

Por eso quiero realizar este pequeñísimo homenaje al bueno de Tomas, para hacer saber que yo fui de los afortunados que pudo disfrutar su existencia y al que el destino bendijo con conocer a una persona que como el, nos enseña a diferenciar cada día entre las grandes personas y los personajillos.

Por eso y mucho mas, gracias Tomas.

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