Parece que poco a poco nos vamos alejando de las secuelas psicológicas de la crisis, cuando todos estábamos obligados a mirar el precio como el principal argumento a la hora de decidir la compra de uno u otro producto.
Y aunque nos ha ayudado a desarrollar una nueva conciencia a la hora de emplear nuestros recursos, en algunos casos esta conducta llego a ser extrema, la mayoría de las veces por necesidad, aunque todos conocemos casos que la aplicaban por mas que nos resultase inexplicable la falsa necesidad que algunos pretendían sentir.